Las medusas, seres ancestrales
Su nombre te puede recordar al nombre de la bella, pero mortal gorgona proveniente de la mitología griega, Medusa, quien tenía cabellera de serpientes y una mirada capaz de convertir en piedra a cualquiera que la mirase; la verdad, es una acertada analogía hacia estos animales, cuyos tentáculos urticantes pueden causar molestia, irritación o hasta la muerte (dependiendo de la especie), y cuyo tamaño puede variar desde tener una sombrilla de 0.2 milímetros de diámetro hasta una de dos metros.
Las medusas son organismos asombrosos, pues carecen de sistema respiratorio, circulatorio o nervioso, al ser invertebrados tampoco tienen huesos y su cuerpo es aproximadamente 95% agua, se desplazan gracias a las corrientes marinas y aún así llevan en el planeta Tierra mas o menos 500 millones de años. Hay medusas de todo tipo: las hay muy largas, extremadamente venenosas, muy pequeñas, bioluminiscentes, enormes e incluso una biológicamente inmortal (la Turritopsis dohrnii) que, bajo ciertas condiciones, pasa de ser pólipo (estado en el que una medusa no es adulta aún, donde después se divide asexualmente de forma horizontal para formar la medusa madura) a adulta, para luego volver a ser pólipo y repetir el proceso una y otra vez.
Fragata portuguesa |
Sus características fisiológicas nos indican que estos animales son ancestrales, son bellas y letales al mismo tiempo y, si tienes la mala suerte de tener un encuentro bastante cercano con una, lo que debes hacer es separar el tentáculo de tu piel (no con tus dedos), enjuagar con agua de mar, vinagre o pasta de bicarbonato de sodio y sumergir la parte afectada en agua lo más caliente posible; en caso de inflamación ahora sí es hora de poner hielo, y si presentas alergia o algún otro efecto, acude rápidamente al médico.
Nos vemos
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